lunes, 15 de febrero de 2010

Capítulo catorce

Entrecerré los ojos y los miré uno por uno con desconfianza. Los conocia demasiado bien, me estaban ocultando algo. Intenté leer sus caras pero sabian disimular muy bien, eso también lo sabía.
-¿Por qué os callais?.-Los cuatro miraron hacia otro lado.
-¿Eli?.- Hizo como si se le cayese el anillo al suelo.
-¡Uy!, se me ha caido.- Me agaché para recogerselo y cuando me levanté pillé a Eli haciendo gestos con la mano. Les enseñaba los diez dedos. Giré la cabeza para ver que hacian los chicos y vi que Carlos levantaba el dedo pulgar.
-Hola.-Dijo convirtiendo el dedo pulgar en un extraño saludo al levantar dos dedos más con una sonrisa forzada.Se había dado cuentade que lo había pillado.
-Te he visto, ¿qué estais tramando?
-Adios, hasta luego, nos vemos.-Dijeron los tres dandose la vuelta y dejando mi pregunta en el aire.
Me di la vuelta para ver qué decía Eli pero no estaba donde yo la creía, se estaba alejando de puntillas, sin hacer ruido.
-¡Eh!, tú, ¡vuelve aquí!.-Corrí detrás de ella.
Sonó el timbre y Eli echó a correr hasta llegar a clase. Yo llegué dos segundos después que ella con la respiración entrecortada y los mofletes rojos. Podía verme reflejada en el cristal de la ventana.
La profesora entró y se sentó en su mesa. Ahora nos tocaba Historia con la pesada de Doña Isabel. Estaba tan loca como una cabra, y cuando se motivaba se ponía a gritar en clase interpretando lo que nos explicaba.
-Callaos, chicas, silencio.-hizo un intento fallido de callarnos con su dulzura de abuela.-Sacad los libros, venga.-lo volvió a intentar y esta vez funcionó. El volumen de las voces fue disminuyendo.
Me di la vuelta para sacar el libro y Eli hizo lo mismo.
-¿No me vas a contar nada?.-Le pregunté poniendo mi libro sobre la mesa y pasando las hojas lentamente.
-No.-contestó sin mirarme a la cara.
Abrí la libreta por la última página y arranqué un pequeño trozo de hoja. Le quité un boli a Eli porque a mi siempre se me olvidaba el estuche y escribí:
"¡Eli, dime lo que estabais hablando, por favor!"

Arrugué la nota y  le tiré del pelo para que se diera la vuelta. Ella intentaba atender a lo que escribía Doña Isabel en la pizarra pero yo no la dejaba. No se quería dar la vuelta y se estaba haciendo la loca, como si no hubiese sentido ese pelo menos que le acababa de arrancar. Le tiré el boli a la cabeza  y se sobresaltó.
-Eres una burra, ¿por qué haces eso?.-Yo levanté los hombros y le enseñé la nota.
-Toma, lee.-Se la puse para que la cojiera.
-No la puedo leer, tengo que atender.-Murmuró muy bajito, casi ni la escuchaba.
-Venga, Eli, dejalo ya, cuentamelo.-Susurré.
-No, callate.-Se negaba rotundamente. Se dio la vuelta
-Muy bien, no me cuentes nada.- Me tiré con fuerza sobre el respaldo de la silla, me cruzé de brazos y miré ofuscada lo que Doña Isabel estaba escribiendo en la curiosa pizarra.

No hay comentarios: