martes, 29 de diciembre de 2009

Capítulo cinco

-¡Vicky!, ¿estas bien?.-Preguntó Dani.
-¿Que ha pasado?.- Me encontraba tumbada en el suelo y no recordaba nada.
-Vicky, ¿te duele algo?.-Estaba completamente aturdida y no era capaz de reconocer la voz ni la cara de esa mujer. Era alta, con una melena rizada,rubia y como diria cualquier chico: lo que viene siendo una tia buena, de unos treinta y pocos.
 -¿Quién es usted?.- No me sonaba de nada pero eso era lo de menos, ¿porqué no me ayudaban a levantarme?, ¿porqué me tenían aquí tumbada? no entendía nada, bueno en cierto modo es que ni siquiera sabía lo que había pasado como lo iba a entender.
-¡Uy!, es verdad, ¿quien soy yo?, me llamo Susana. No me conoces, ni yo a tí, lo que pasa es que yo iba conduciendo y me sonó el teléfono, miré mi bolso y cuando levanté la vista tu estabas aquí delante,- señaló su coche que estaba a mis pies y volvió a mirarme.- Intenté frenar, es más lo hice pero... fue demasiado tarde. Hemos llamado a una ambulancia será mejor que no te muevas, ¿vale?
-Lo siento, fue mi culpa, crucé la calle sin mirar.- Recordé todo lo que había pasado.
-No te preocupes, gracias a dios estamos las dos bien, ¿no es así?
-Si.-me esforcé por sonreir y sentí un leve dolor en la barbilla.
-¿Te duele algo?.- Nos interrumpió Dani.
-Un poco el cuello, pero no es nada.- mentí. Me dolia el cuello, la barbilla, los párpados, me dolía todo el cuerpo.
Levanté una mano para tocarme el cuello y recordé cuando estaba tirada en el suelo mirando a papá, forcé mucho el cuello , pero no podía ser, eso era un pesadilla no tenía nada que ver con la realidad, estaba claro.
Dani me cogió la mano y sonrió.
-¿En qué estabas pensando?, tu eres la que siempre nos regaña a todos cuando cruzamos sin mirar.- Reí y sin querer me vino a la cabeza lo que estaba pensando antes del accidente.
-Creo que me debes una buena explicación.-miré su skate.
-¡Ah!, eso, bueno... ya te contaré.
Vino la ambulancia y me subieron en una camilla con cuidado e incluso me pusieron un collarín, no podía parecer más patetica, había superado los límites, ya no quedaba nada más.
-Dani, tú vete con Vicky. Yo llamaré a su madre y se lo contaré todo, ¿sabes su número?.-
-Si, te lo digo.-sacó el móvil del bolsillo.
-¿Cómo se llama?.-Preguntó Susana.
-Eeeh...tu madre se llama Emma ¿no?, Vicky.
-Pues claro, Dani.- Mi madre. Emma. Una expresión de dolor recorrió mi rostro al pensar en ella. Me había pasado un montón, no debería de haberme comportado así y encima de todo si me hubiese muerto en este accidente la última imagen que me hubiese llevado sería la de ella llorando y Charlie intentando consolarla.Me quedé una segundos mirando por la ventana cuando salí de casa, después de la discusión, aunque nadie se lo creyese yo estaba sufriendo más que ella.
-¿Qué te pasa?.-Preguntó Dani preocupado.
-No, nada, ¿Porqué?
-Como has puesto esa cara...creía que te dolía algo.
Le regalé una media sonrisa.
-Solo pensaba en mi madre.
-Tiene algo que ver con que vinieras a mi casa a estas horas de la noche ¿verdad?
-Si,- se me humedecieron los ojos.- Tiene mucho que ver. 
-Dani...mi madre  quiere que me vaya con ella a vivir a Estados Unidos.
-¿Qué?, Vicky no te puedes ir, no me puedes dejar...quiero decir no nos puedes dejar.
-¿Y que hago, Dani?, me voy con mi padre... eso estaría bien pero no os volvería a ver igualmente, es lo mismo y además antes de vivir con el loco de mi padre prefiero vivir con mi madre tres mil veces.
La ambulancia paró.  Abrieron la dos puertas y me sacaron.
-Llevas razón, pero si un día yo quiero verte, no es lo mismo coger un avión hasta Almería, que tener que coger otro avión y cruzar todo el charco, aunque aún así no me hagas caso. Haz lo que te pida el corazón.- Rompí a reír y en el silencio que llevaban los médicos se escucharon mis débiles carcajadas.
-Nunca te he oído utilizar ese vocabulario tan bonito y sentimental.
-No te rías y piensa lo que vas a hacer. Luego te veo.
Le hice caso, lo estube pensando todo el rato. Supuse todos los pros con sus contras.
Si me iba con mamá sería empezar una vida nueva, y eso quería decir que tendría que conocer a gente nueva y yo para eso no era nada buena, yo era más de amigos desde pequeños, de los de toda la vida y poco más.
Si me iba con papá... más de lo mismo y puestos a elegir papá es muy buen padre pero tiene sus días malos los que mamá jamás a tenido en lo que llevo de vida, aparte con mamá y con Charlie me lo podría pasar hasta bien y no con papá que un día le da por bailar encima de la mesa y al otro no se puede mencionar ni una sola palabra mientras comemos, era más bien aburrido y gruñón, digamos que el lado malo vencía al bueno en su caso. Lo que pasa es que yo no quiero cambiar de idioma, y menos al inglés, ¿qué importa si es el que mejor domino?,¿y si llego allí y me hablan y no se que me estan diciendo?, me sentiría como una idiota. 
No quería tener que hablar en otro idioma, no quería cambiar de costumbres, no quería arrepentirme al tomar una decisión, no quería equivocarme. Con papá no sería nada fácil pero es que con mamá sería directamente difícil respecto a lo me rodearía. Me pide más de lo que le puedo dar y eso es imposible. Esto era una verdadera locura, no tenía otro nombre...o sí, también se le podía llamar: mi vida es una gran "M".

Capítulo cuatro

Veía todo negro y algo me impedía abrir los ojos, creía que me estaba muriendo pero me sorprendí al ver una luz a lo lejos. Era pequeña pero era una luz. Intenté levantarme para ir hasta ella pero no podía ponerme de pie; entonces habló alguien. 
-Levantate, no te caígas, lucha cielo, tu eres fuerte, manten la fe, manten tu fe.- Era la voz de papá.
Lo intenté de nuevo y me convencí a mi misma de que si había conseguido abrir lo ojos también lograría ponerme en pie. Pero era incapaz; mi cuerpo no me obedecía, no sabía lo que estaba pasando.
-Papá, ¿donde estás?, ayudame, papá.- Grité.
-No te rindas, sigue intentandolo, manten la fe, mante tu fe...- La voz paracía desvanercerse. Se escuchaba cada vez menos.
Me esforcé por levantarme y entonces vino el dolor; me retorcí en el suelo, cada vez aumentaba más y lo peor era que no sabía de que parte de mi cuerpo venía.
De rrepente todo lo negro se convirtió en blanco, como si estubiese en la nada o mejor dicho en un manicomio. Todo estaba blanco y a lo lejos se seguía viendo aquella luz.
De pronto, todo así muy rápido apareció una persona delante mía y el no saber de donde había salido me provocó un miedo horrible. La luz esa aumentó y me hizo cerrar los ojos, de nuevo no los podía abrir, era como si me hubiesen puesto una linterna en los ojos y no me la quitasen. Aquella persona que iba cubrida por una túnica, también blanca, se puso delante y pude abrirlos. Era un gran alivio.
Por mucho que le mirase no le podía ver la cara; llevaba la capucha de la túnica puesta, y si le miraba fijamente la luz me hacía daño en los ojos, por eso los tenía que tener entrecerrados.
Esta persona no hablaba, ni tampoco se movía, por eso no podía saber si era hombre o mujer, si lo conocía o no, si era bueno o malo, no sabía nada. Tuve más miedo aún y reculé hacia atrás ayudandome con las manos para alejarme, pero daba un paso y me alcanzaba, yo volvía a alejarme un poco más pero me perseguía sin cansarse. Había veces que podía mover mi cuerpo pero otras no y tenía que aferrarme con las uñas al suelo para poder tirar de mi como pudiese.
El de la la túnica se paró y yo también, pero no por nada sino porque ahora no me podía mover de cintura para abajo. Era una situación muy molesta y no dejaba de llorar y de suplicarle que me dejara tranquila, aunque él no me hacía caso. Puso una mano en mi pierna y pegué un grito ensordecedor.
-Duele, para , me está haciendo daño. Sueltame.-Gritaba, sollozaba, me retorcía; era horroroso.
Cuando quitó la mano me callé y todo volvió a estar en silencio. Ahora podía mover todo mi cuerpo menos la pierna izquierda, la que me había tocado. Me pesaba y parecía como si la tubiese dormida.
Esta horible persona se había levantado pero ahora volvía a agacharse. Fue a tocarme la pierna pero yo me quité; rodé unos cuantro metros pero se levantó, vino hasta mí y se arrodilló delante.
-No tengas miedo, tranquila.- Yo conocía esa voz, pero no podía ser posible.
-¿Papá?.- Pregunté intentando ver su cara, pero nada, dentro de la capucha se veía todo negro, como si no hubiese nadie.
Se quitó la capucha y....
-¡Papá!.-Grite emocionada
Abrí los brazos para darle un achuchón pero se levantó rechazandolo.
-¿Papá?, soy yo, tu hija.- Parecía no reconocerme.
Se dió la vuelta y echó a andar hacia la luz.
-Papá no te vallas, vuelve.-Vociferé llorando.
Me hizo caso. Me miró y vino hasta mí.
Yo miraba hacia arriba porque me encontraba en el suelo y papá estaba de pie. Desde aquí abajo era realmente alto y tenía que forzar mucho el cuello para sostenerle la mirada.
-Ayudame papá, no me dejes aquí.
Se agachó, me besó la frente y se apolló en mi pierna otra vez.
Al principio me dolía pero ya cuando me apretó creía que me estaba muriendo del todo.
-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!, joder, me haces daño, papá, me duele la pierna, papá dejame. Me estas haciendo daño, ¡dueleeee!.
Me soltó y me quedé mirando sus ojos, no tenía duda de que era papá pero él nunca me haría daño, ¿porqué hacia esto?.
Me cogió en brazos y me llevó hacia la luz. Al cabo de un rato se paró en seco, me tumbó en el suelo y dijo:
-Yo solo te puedo acompañar hasta aquí lo demás es cosa tuya.
-Pero...¿como que solo me acompañas hasta aquí?
-Si cariño, para salir de todo esto solo tienes que buscar en tu cabeza, tienes que encontrarte, busca las palabras para convercerme de que estás preparada, demuestrame que serás fuerte y jamás te rendiras. Estas es la línea de salida, pídeme que te deje ir, dime algún motivo por el cuál lo deba hacer.
De repente una frase que en la vida antes había escuchado entró en mi cabeza y golpeó todos mis sentidos.
-Se que la tienes, vamos, escúpela si quieres que acabe todo esto.-Gritó. Parecía enfadado, pero yo desconocía el motivo totalmente.Quizá sería porque la respuesta era aquella frase que entró en mi cabeza. Yo la sabía.
-Ya sé que tengo los huesos de cristal pero podré soportar los golpes de la vida.-Chillé más fuerte que él y cerré los ojos con fuerza.
Cuando los abrí, la luz se hizo intensa y se extendió por todos lados.
Papá había desaparecido pero se escuchaba su voz a lo lejos, como al principio.
-Esta es mi chica. Tienes sueños demasiado grandes para este lugar. Ahora vete. Estas lista para dejarlo todo. Tan preparada como siempre.
La voz se fue debilitando y cerré los ojos rezando para que volviera ¿Que iba a hacer ahora?...
-¡Papá, vuelve, no me dejes aquí tirada!.-susurré. Me tumbé en el suelo completamente y deseé con todas mis ganas salir de esta absurda pesadilla.
Porque era un pesadilla ¿no?... 
-Esto es una pesadilla ¿no?.- Pregunté a... nadie porque donde yo me encontraba no había ni rastro de personas,estaba sola o tal vez... muerta.

Capítulo tres

-Espera.- Álex me estaba siguiendo y también había cogido su monopatín. Me puse la capucha de la sudadera, ¡como si así no lo pudiera escuchar!, que tonta que soy, y seguí andando deprisa con el skate en la mano.
-Para un momento.- dijo cogiendome del hombro.
Me quité su mano de encima y me giré.
-Mira Álex, te voy a dejar las cosas claras, te agradezco que me hayas defendido ahí dentro pero tu no volverás a formar parte de mi vida . Lo que ocurrió forma parte del pasado y yo ahora estoy intentando buscar mi presente, y creeme, tu no estás en él. Así que te pido por favor que me dejes tranquila y no intentes nada. Tú y yo jamás seremos amigos.
-Te entiendo...-dijo mirando para otro lado. Pestañeé unas cuantas veces, no creía que sería tan fácil desacerme de él.
-Pues si lo has estendido, me voy.- Dije dandome la vuelta para subirme en el skate. Pero de pronto sentí como me giraba bruscamente y presionaba sus labios contra los míos. Al pricipio intenté quitarme pero sus labios eran cálidos y su lengua reclamaba la mía, fue un beso desesperado de dos lenguas jugando al escondite. Yo quería parar pero a la vez deseaba que no acabase nunca. Finalmente lo empujé y él me miró mordiendose el labio. Eso lo hacía cuando no sabia que decir.
¡Será posible!, me besa a la fuerza y luego no sabe que decir...¡no me lo puedo creer!. Me había besado sin mi permiso, eso era un golpe bajo, ni siquiera me había avisado, lo había echo cuando menos me lo esperaba, era un verdadero canalla.
Cerré el puño furiosa, levanté el brazo y reculé hacia atrás.
En cero coma dos segundos Álex se encontraba con la manos en la nariz, le sangraba sin parar. Yo saqué un pañuelo del bolsillo.
-Ha sido un placer.- Le tiré el pañuelo a la cara y me fui con rapidez subida en el skate; no vaya a ser que me fuese a devolver el puñetazo. Aunque no lo veía capaz de pegarme, pero por si acaso.

Tardé un cuarto de hora en llegar a casa de Dani y cuando llamé al telefonillo contestó su madre.
-¿Quién es?
-Hola Amelia, ¿está Dani?
-No cariño, creía que estaba contigo y con los chicos.
-Ummm..vale, gracias. Hasta luego Amelia.
Andé hasta un parque enfrente de la casa de Dani y me senté en un banco a llorar.
Dani era mi mejor amigo y cuando me hacía falta no estaba. Mi vida no podía ir peor.
Ahora encajaban todas las piezas... Álex no había cenado con nosotros porque él ya lo sabía; Y Nicole... Nicole estaba así de ilusionada por que tenía ocho años, joder, además ella es mitad española mitad norteamericana; Se va todos lo veranos a Estados Unidos. Podemos decir que la mocosa ya está acostumbra y hasta le da alegría.

Es que me superaba; ni siquiera me podía imaginar viviendo allí, ese país no me hacía ninguna gracia, y no yo no quería hablar en otro idioma, no me hacia a la idea de que allí la gente pueda ir con un arma encima, no me lo podía creer. Por qué me estaba pasando esto a mí, si aquí fuera seguro que había cincuenta mil niñas que desean viajar a Estados Unidos, ¿Porqué yo?, ¿Nunca dejaré de ser tan desgraciada?. Que alguien me conteste por favor, que alguien me diga: "No, tu no serás más desgraciada de aquí en adelante por que no irás a los Estados Unidos, te quedarás aquí con tu familia, esto ha sido una broma"...aunque con mi familia, eso era me quedaré aquí con papá...bueno me iré a Almería si hace falta , lo que sea, pero yo de España no salgo.

Todo el parque estaba en silencio, quitandome a mí que me sorbia los mocos constantemente. Aparté de mi cabeza el sonido de las bocinas de los coches, el viento, las voces que se escuchaban  y agudicé el oído para oír lo que me llamó la atención. A lo lejos se escuchaba el ruido de un  skate al chocar contra el suelo, como si alguien estubiera practicando. Crucé todo el parque siguiendo aquel sonido y al final lo vi. Al otro lado de la calle estaba...¡Dani!, hacía cosas increibles con el monopatín. Un momento... Dani nunca ha sido bueno, ¡¿Porqué de la noche a la mañana hacia cosas tan...¡increibles!?!
- Este capullo es una maquina y no me lo ha contado.- Me limpié las lágrimas. Aunque no me lo crellese ni yo, estaba un poco más animada.
Llamé su atención con un fuerte silbido y miró. Cogió el skate e intentó reconocerme. Dani llevaba gafas desde pequeño pero el muy tonto no se las ponía. Al final me reconoció y levantó una mano saludandome. Se alegraba de verme.
-Ven, acercate.- gritó desde el otro lado de la carretera.
Estaba tan ensimismada en mis pansamientos, buscando las palabras perfectas para felicitarlo(por que lo que que acababa de presenciar no se veía todo los días) que crucé la carretera sin mirar.
-¡Cuidado, Vicky!.- Fue lo último que oí antes de que esas dos luces me cegaran y el chirrido de las ruedas frenando contra el suelo me procaran un pitido en lo oídos.
Sentí un grave dolor en la cabeza y perdí la consciencia...


Capítulo dos

Abrí la puerta de casa, pasé rápido y fui hasta la cocina para ver si habían empezado a cenar.
-Te estamos esperando.- Anunció mamá con los brazos cruzados sobre el pecho y repiqueteando el suelo con los zapatos.
-Lo siento.-sonreí-Un segundo.
Abrí la puerta del sótano y tiré el monopatín por las escaleras.
-Ya estoy.-Me senté en mi sitio que por desgracia era al lado de Álex; Pero esta vez él no estaba.
-¿Y Álex?.-Le pregunté a Nicole que me miraba deseosa de contarme algo, como si me importase.
-Arriba. Hoy no va a cenar con nosotros.-Contestó mamá por Nicole. Que extraño, eso no era muy normal, simpre cenabamos todos juntos.
Miré a Nicole.Seguro que ella me lo podía explicar.
-¡Vicky!, ¿sabes qué?.-Dijo ilusionada.
-¡¿Qué?!-Le seguí el rollo. Era una niña, se emocionaba muy fácilmente.
-Nicole, cierra la boca.-Le ordenó Charlie con una sonrisa forzada.

Mamá y papá se divorciaron cuando yo tenía doce años. Papá se fue a vivir a Andalucía y yo me quedé con mamá aquí, en Madrid. Charlie era un viejo amigo de mamá que pronto se convirtió en algo más. Hace tres años que se casaron y desde entonces vivimos juntos, menos yo que estuve un  tiempo lejos de todos.
Álex y Nicole son hijos de Charlie y bueno... yo soy la única hija que tiene mamá. Pero no solo somos cinco en casa, Charlie tiene otra hija que se llama María. Ella tiene veintitrés años y trabaja en una guardería, como maestra. María nunca ha vivido con nosotros pero nos visita muy a menudo. Cuando Mamá y Charlie se casaron ella se fue. No es que María se llevase mal con mamá , no, nada de eso, al revés, es que ella nunca ha tragado a su padre por eso decidió irse a vivir con su novio, el guapo e increible Justin.
-Vicky...¿qué te pasa?.- Preguntó Nicole al ver que me había quedado callada.
-No, nada, solo pensaba...,¿Por qué Nicole no puede hablar?.- Dirigí la vista a Charlie pidiendole una explicación.
Charlie era un hombre encatador y educado(realmente no sabía por qué su hija lo odiaba tanto) aunque yo en estos últimos años había llegado a sentir lo mismo que María. No se si por el simple echo de hacerme convivir con su maldito hijo en una misma casa o por haberse casado con mi madre. Ella y yo estabamos muy bien solas ¿porqué tuvo que entrar en nuestras vidas, en mi vida?, no era capaz de entenderlo y por esas dos cosas lo miraba con desprecio y cada vez que me hablaba no le hacía caso a no ser que fuese importante. Pero la mayoría de las veces lo ignoraba, era una forma fácil de manifestar mi rencor hacia él y a Charlie le desquiciaba que yo me comportara así por eso me divertia muchas veces viendo como se cabreaba con él mismo cuando yo no le respondia a algo.
-Después hablamos, ¿vale?.- Mamá se sentó en la mesa.-por ahora dejad el tema correr.-miró a Nicole levantando las cejas y siguió hablando.- vamos, que la comida se enfría.
-Vale.- Levanté los hombros a modo de indiferencia. Me podía hacer una idea de lo que iba a pasar.
Charlie era un famoso agente de talentos muy conocido por llevar la carrera musical y cinematrográfica de algunas estrellas de Hollywood, por eso viajaba constantemente a Estados Unidos y había veces en las que mamá se iba con él y nosotros nos quedabamos con nuestra vecina, la mejor amiga de mamá. Esos viajes eran muy cortos, de unos días o como mucho una semana. Pero mamá no soportaba alejarse de mí y cada vez que se tenía que ir lo hablaba antes conmigo, despidiendose como si jamás la volviese a ver; era un poco exagerada, había que decirlo todo.
Yo odiaba que se marchase con él, pero claro tampoco era nadie para privar a mamá de eso, además ella se lo pasaba bien, eso era lo único que me gustaba de todo esto, Aunque en el fondo si lo pensaba dos veces casi ni me llegaba a importar; había días en los que la echaba de menos, pero por lo general mi vida seguia igual, sin sobresaltos ni treguas.

Cuando acabé de cenar ayudé a mamá a recoger la mesa y me fui a mi habitación.
Eran las diez y cuarto y me fastidié al no poder ver el hormiguero, ya había acabado. Apagué la tele porque no habia nada que me gustase y fui a la pequeña biblioteca que teníamos en casa.
Una vez llegué, recorrí todas las estanterías acariciando los libros con el dedo índice hasta que me paré en una. En la última estantería estaban los cuatro libros de la saga crepúsculo. Mamá me los regaló hace tres meses, cuando cumplí los dieciseis, pero todavía no los había leido.
Saqué el primer libro títulado: "Crepúsculo" y leí lo que ponía en la contraportada.
Hay tres cosas de las que estoy completamente segura.
Primera, Edward es un vampiro.
Segunda, una parte de él se muere por beber mi sangre. 
Y tercera, estoy total y perdidamente enamorada de él.
Curiosa mezcla, detestestaba los vampiros, me mareaba con la sangre, y el amor no era mi fuerte, y por eso y nada más que por eso nunca me había decidido a abrir uno de estos libros. Pero ya era hora de empezar, no me gustaba dejar libros sin leer. Cuando empezaba algo lo tenía que acabar. Si había empezado a leer el libro más plasta del mundo era una manía mía el tener que acabarlo. 
Otra manía era que antes de empezar un libro tenía que leer la última frase de tal. Lo hacía y para cuando llegaba a la mitad del libro ya se me había olvidado lo que ponía o sea que al fin y al cabo era una gran tontería, pero era mi manía.
Abrí el libro por la última página y leí  la frase que lo terminaba.
Y se inclinó para presionar una vez más sus labios fríos contra mi garganta.
Cerré el libro. Definitivamente no me lo iba a leer...ni este, ni el suigiente...ni lo otros dos. Me daban un mal royo.
-Victoria.- me llamó mamá desde la planta de abajo.
Coloqué el libro en la estantería, salí al pasillo y me asomé sujetandome a la barandilla.
-¿Qué?.- Pregunté. Ella estaba en la escalera también apoyada en la baranda.
-Baja, tengo que hablar contigo.-Lo que yo decía ahora se despide de mí como si el mundo se fuese a destruir o algo de eso.
-Voy.- Fui a mi habitación me puse las zapatillas y bajé al salón.
-¿Que pasa?.- pregunte desde la puerta sin entrar. En el comedor solo estaban ella y Charlie.
-Ven, sientate a mi lado.
Fui hasta el sofá y me senté al lado de mamá. De no haber sido porque me miraban con lastima hubiese creído que esto era un interrogatorio y me iban a meter en la cárcel.
-¿Mamá que está pasando?
Charlie me miró y soltó de golpe:
-Mira Vicky, hemos intentado buscar otra solución pero no la hay. Todo ha sido muy rápido y tu madre y yo ni siquiera esperabamos que esto iba a salir así. Nunca hemos tenido intención de llevaros a vivir a otro lugar, pero esta vez no tenemos otra opción. Las cosas han salido así y de veras que lo sentimos. Teneis que venir con nosotros.

Mientras que Charlie decía todo eso yo miraba a mamá confundida, no dirigí la vista ni una sola vez a Charlie pero eso no quería decir que no lo estubiera escuchando.
Me estaba empezando a alterar porque mamá me había cogido las manos y me apretaba con fuerza, eso era todo, por lo demás no hacía nada. Yo quería escucharlo por su boca, quería que me lo explicase ella, pero no, no hablaba.
Poco a poco sentí como mi respiración se volvía agitada y por mis mejillas comenzaron a caer lágrimas.
Empezaba a entender la realidad de las palabras de Charlie.
-Mamá, por favor dime que está mintiendo, me está mintiendo, ¿verdad?
Mamá cerró los ojos conteniendo las lágrimas y negó con la cabeza. Le solté las manos con brusquedad y ella abrió los ojos.
-¿Y donde se supone que voy a tener que vivir?.-Grité limpiandome las lágrimas.
-Lo siento, cariño.- susurró mamá.
-Lo siento no, mamá, que me digas ¿donde. voy. a tener. que vivir?
Mamá se acercó a mi para abrazarme pero yo no la dejé.
-Ni se te ocurra a tocarme.
-¿Donde es?.- Miré a Charlie desesperada con los ojos empapados y exigí una respuesta.
Charlie que estaba sentado en el sillón individual y tenía sus codos apoyados en las piernas se hizo el loco y se frotó las manos nervioso. Digamos que creía que mi pregunta no iba hacia él.
-Esto es increíble, ¿es que nadie es capaz de decirme donde coño voy a tener que vivir?...
-En Estados Unidos.- Escuché detrás mía a la última voz que desearía haber oído en este momento.
Me di la vuelta y lo miré. Era Álex ¿como no?. No parecía disfrutar de esta situación pero yo sabía muy bien por qué, para él esta noticia era tan molesta como para mí.

-Estados Unidos.-susurré. Pero Álex me leyó los labios y afirmó con la cabeza. No se por qué pero le creí.
Miré a mamá que se podía ver perfectamente que estaba sufriendo, luego a Charlie y otra vez a Álex; que no movió ni un solo músculo. Me pregunté cuanto tiempo llevaría ahí, si lo había visto todo desde el principio. Tenía curiosidad por saber si él también pensaba que mi madre era una cobarde por no tener el coraje de decirmelo, quería saber si Álex me apoyaba.
 Me levanté y me quedé mirando a Charlie y a mamá.
-No, a Estados Unidos no, no me podeis hacer esto.- me puse delante de mamá y señalé a Charlie.-Todo esto es por él ¿verdad?.
-Te equivocas, Victoria, estás sacando las cosas de contexto.
-¿Que?, ¿que yo me equivoco?, ¿pero como puedes ser así?, ¿porqué estás tan ciega, mamá?.- Chillé desesperada.-¿Vas a permitir que cambie mi vida por él?, ¿ Me estás pidiendo que deje a todas las personas que más quiero?, ¿que me aleje de ellas?, ¿porqué?, ¿porqué te tubistes que casar con él mamá, porqué?.
-No, dejame que te explique, escucha Victoria, todo esto...
-No.- la corté.- Tu para mí ya has acabado. Eres tan sumamente egoísta que no te das cuenta del daño que me puedes causar al tomar esta decisión. Ahora me he dado cuenta de que papá tenía razón, ahora comprendo por qué no podía convivir junto a tí, piensas nada más que en lo mejor para tí y para él, no te importa nadie más, eres repugnante.
-¡Vasta ya!.- Gritó Charlie.- No le hables así a tu madre, ni siquiera sabes lo que estás diciendo.
-No le grites.- Álex se puso a mi lado.- Ella no es tu hija.
Miré para otro lado y sonreí. Tenía todas la de salir ganando.
-Alejandro, tu no tienes nada que ver en esta conversación, vete a tu cuarto, vamos.- Le ordenó Charlie. Por supuesto gritando, aunque rara vez lo hacía.
Cogí a Álex de la sudadera y lo empujé para que se pusiera delante de su padre.
-Tiene mucho que ver, ¿o es que solo vais a fastidiarme a mí?. También él tiene que abandonar su casa, sus amigos, ¡su vida!. ¿os parece poco?, lo tiene que dejar todo al igual que yo ¿todavía seguís creyendo que no tiene nada que ver en esta conversación?.- Álex y su padre se miraban con un desprecio más allá de las barreras padre e hijo, hasta que Charlie levantó la vista rompiendo esa lucha  y me miró con una cara que nunca antes había visto, estaba realmente cabreado, pero no me daba miedo.
-Dejalo ya, Victoria, le estás haciendo daño a tu madre, ¿no eres capaz de ponerte en su lugar por una vez en tu vida?
-Charlie, dejame tranquila, si alguien tiene que hablar aquí, esa es mi madre, será mejor que te calles si no quieres que suelte todo lo que pienso de tí.
-Victoria no creas que me va a doler lo que me digas, yo te conozco y se que ahora estás muy alterada como para entender el concepto de tus palabras.
-¡Aaaagg!, eres tan estupido que no te das cuenta, tu no me conoces, para nada me conoces. Por fin entiendo porque tu hija no te soporta. Mi madre y tú sois tal para cuál, por eso haceis tan buena pareja. Yo no me voy de aquí, este es mi lugar y no voy a dejar mi vida por vosotros, que os quede bien claro de una maldita vez. No sois nadie para pedirme eso, no teneis nigún derecho.

Me di la vuelta y  fui al sótano, bajé las escaleras, le pegué una patada a la bicicleta de Álex que volvía a estar donde esta tarde, cogí el skate y salí de casa pegando un portazo.

Capítulo uno

Llevaba todo el día en casa encerrada, necesitaba salir, tomar el aire. Asi que subí a mi 
habitación y revolucioné el armario para encontrar algo que ponerme encima.
Una sudadera estaría bien. Si.
Me puse la sudadera roja que mamá planchó ayer y luego fui al sótano. Cuando bajaba las escaleras en el último escalón casi me caigo por culpa de la bicicleta de Álex, el muy estupido tenía que dejarla en el sitio por el que sabe que tengo que pasar y mira que lo sabe. Él es consciente de que tengo que pasar por aquí, pero nada, es que no me cabe duda de que lo hace a drede, para que no pueda pasar, lo sé.
Empujé la bicicleta hacia delante y conseguí pasar. 
Alargando el brazo desde donde estaba cogí el skate lo más rapido que pude.
De siempre me habían dado miedo los sótanos oscuros y encima de todo en este no se veía nada.
-¿Victoria?.- Era Álex.
-No, ¿porque ahora?.-murmuré. Como se diese cuenta de que le había tirado la bici me mata.
-Si, estoy aquí.- En realidad no quería que bajase pero parecía asustado, sería divertido ver su cara.
-¡Ah!, menos mal que estás...-Bajó corriendo las escaleras y vio su bicicleta en el suelo.
-Recogela ahora mismo.-prununció furioso.
-No.- me negué. No había persona más tonta que él. Tonto, que eres tonto.
-Te he dicho que la recogas.-No la pensaba recoger ni loca, sabía que la ponía ahí para que no pudiera pasar, ahora que se joda y la recoja él si tiene ganas.
-Solo te lo voy a decir una vez más, recogela.
-¿Eso es una orden?.-Le insinué.
Álex tenía un año más que yo, es decir, que hacía unos meses había cumplido diecisiete y se creía mayor. Estúpido. No era "nadie" para mandar sobre mí.
Se acercó lentamente y me empujó contra la pared con suavidad. Intenté subir por las escaleras pero me agarró del brazo y me pegó a la pared de nuevo. Estaba acorralada, había puesto los brazos a ambos lados de mi cuerpo, apoyando las manos en la pared.
Poniendome nerviosa se acercó a mi cara y me cogió el mentón con una mano.
Miré fijamemte sus ojos castaños y pude ver todas sus intenciones. No iba a caer. Yo nunca he sido débil. Su dulce aliento me golpeó en la cara. Cerré los ojos e intenté pensar con coherencia.
-No juegues con fuego, Álex.- Inspiré su olor por última vez y me liberé de él apartando su brazo.
Puse el pie en el primer escalón, preparada para salir corriendo, pero no, no pude. Me agarró la muñeca con fuerza para que no pudiera seguir y se acercó a mi oído.
-¿O qué?, Victoria, ¿me acabaré quemando?
Me di la vuelta y lo fulminé con  la mirada.
-No lo dudes, tarde o temprano te acabarás quemando.
Tiré con fuerza para que me soltara y ahora sí, huí corriendo por la escaleras.
Lancé el skate al suelo y me subí sobre él abriendo la puerta para salir de este infierno.
-Mamá me voy, vendré pronto, adiós.- y sin escuchar lo que iba a decir cerré la puerta de un portazo.

No tardé en llegar al sitio en el que me reunia con los chicos. Muchas tardes veníamos aquí a practicar con el skate, nos lo pasabamos bien. Era divertido estar con ellos.
Pisé el monopatín para recogerlo y me senté en el banco junto a Dani colocándome el skate en las rodillas.
-¿Qué hay chicos?.- Algunos me saludaron quitandose la gorra a modo de reverencia y otros simplemente hicieron un gesto con la mano, yo acepté sus saludos con una sonrisa.
-¿Y tu hermano?.-Preguntó Dani.
-No es mi hermano, ¿cuántas veces te lo voy a tener que decir?.-dije molesta.
-Vamos, no te enfades, es que pareceis tan hermanitos.-Lo miré incrédula y levanté una ceja.
Sabía por qué decía eso. Álex y yo pareciamos los típicos hermanos que no se aguantaban pero que a la vez tenían que quererse porque por sus venas corría la misma sangre; pero la gente no se daba cuenta de que él y yo no teníamos nada en común.Yo lo odiaba a muerte y estaba claro que por mis venas no corría ni una sola gota de su sucia sangre.
-No vuelvas a decir eso o te arrepentirás, marica.-Bromeé. 
Me levanté y me fui con los otros,entre risas y abucheos que lanzaron hacia Dani.

La tarde paso rápida y empezaba a anochecer,estaba pensando en irme ya, hasta que Jackson me interrumpió.
-¡Eh!,Vicky,¿sabes hacer esto?.-Preguntó  tirando el  monopatín al suelo para hacer algo.
-Ajá...ajá, ajá...si, está bien .-Susurré  mirando todos sus movimientos con una media sonrisa.
-Hey,¿a que mola?
-¿Crees que eso es difícil?
-Ya te digo,me costó aprenderlo una semana.-Exploté en una carcajada.
Me levanté, fui hasta él y comencé a dar vueltas a su alrededor subida en el monopatín.
-¿Te recuerdo con quién hablas o no hace falta?
Todos que observaban espectantes rompieron a carcajadas y se escuchó por detrás:
-Venga, nena, no te enroyes y demuestra lo que sabes.-Ese era Dani; metiendo cizaña como siempre.
Tomé impulso y repetí todo lo que Jackson hizo, me costó lo mío, pero no hubo ningún fallo, ni un simple error o cualquier pequeño resvalón que me hiciera perder el equilibrio.
-¡Uauuuu...!-Exclamaron todos mientras yo levantaba mis manos victoriosa y sonriente.
De siempre he sabido que al ser una chica y hacer algo con el skate, los chicos lo flipaban más que si lo hiciese cualquier otro chico, digamos que era una pequeña ventaja.
-Bueno... una vez dejado el pabellón por lo alto... me voy a casa,¿nos vemos mañana?
-Si.-Contestó Dani.
-De acuerdo,mañana estoy aquí.
-Me tienes que enseñar eso.-Gritó Jackson cuando ya casi ni lo veía.
-Si, tranquilo.-Le dije sin pararme ni darme la vuelta.- Adiós.-Levanté la mano despidiendome.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Prefacio


En la vida hay algo seguro aparte de la muerte y los impuestos. 
Por mucho que te esfuerces, por muy buenas que sean tus intenciones, cometerás errores, harás daño y te lo harán a ti y si quieres recuperarte solo puedes hacer una cosa...
Perdonar y olvidar.
Es lo que dicen y siendo sincera tengo que reconocer que parece un buen consejo, aunque no muy practico claro. 
Cuando alguien nos hiere deseamos herirle, cuando alguien nos trata mal, queremos tener razón... Por eso lo máximo que puedes esperar es que algún día tengas la suerte de olvidar.[...]

-¿Sabes lo mejor de los corazones rotos?.
-Supongo que no tengo ni idea.
-Que solo pueden romperse de verdad una vez. Lo demás son rasguños...

Alguien que conocí escribió que abandonamos
nuestros sueños por miedo a poder fracasar o peor aún, por miedo a poder
triunfar.

Hi!

Hola a todos, mi sobrenombre es kili,
¿Que tal?
Bueno os explico....,que he echo este blog
para publicar el 
libro que estoy escribiendo y deciros que ire subiendo los capítulos poco
a poco.
Espero que os lo vayais leyendo y que os guste¿vale?
Besos de kili(L)..=)
PD: 
Las imágenes que uso no son mias si no de las bloggers que más me gustan, si le ha molestado a alguien que me lo diga por favor, las quiatré si es necesario.