domingo, 3 de enero de 2010

Capítulo seis

Él medico interrumpió todos mis pensamientos y cuando dijo mi nombre me sobresalté. Levanté la vista para ver su cara y me mordí el labio intentando aguantar la risa. O se le había olvidado quitarse la nariz de payaso o me estaba tomando el pelo y iba así por todo el hospital, una de dos, aunque las dos eran igual de ridiculas.
-¿Que tal estás?, aquí pone que ha sido un buen golpe, ¿no?.- Me abrió un ojo y me puso la linterna, entonces vino a mi cabeza otra horrible imagen de aquella luz cegadora.
-Con que un simple despiste.- Le echó un ojo a la carpeta que sostenía.
-Sí, algo así.-puse cara de niña buena y el doctor sonrió.
-Eres una de las adolescentes acidentadas con más suerte que han pasado por aquí.
Andó hasta el otro lado de la camilla y movió mi tobillo haciendo circulos en el aire.
-¡Ay!.- solté inconscientemente.
-¿Te duele si te hago eso?.-Preguntó moviendome el tobillo otra vez.
-No.-En realidad no me dolía. Era por quejarme más que por otra cosa.
-Entonces...¿porqué...?
-No lo sé.- lo interrumpí levantando los hombros sin tener ni idea.
-A ver aquí...-me tocó más arriba y en cuanto puso su mano en mi pierna me dió un calambre, pero no gemí por el dolor de ese clambre sino por el que me causaban aquellas imagenes en mi cabeza. Papá tan solo apoyaba su mano en mi pierna pero yo me retorcía como si me la estubiese partiendo.
-Aquí si que te duele , ¿verdad?.-
-Un poco.-cerré un ojo para que así salieran las imagenes de mi cabeza pero no lo conseguí así que lo intenté de nuevo pestañeando unas cuantas veces para borrar todas y cada una de ellas y si era posible que no volvieran a aparecer más.
-Está bien.-me quitó las manos de encima y apuntó algo en los folios.-Raquel ven un momento.-llamó a una enfermera.
-Si, dime.-me miró primero a mí, me sonrió y luego puso la vista en los ojos del doctor.
-Dale puntos en las heridas de la cara y aquí,-señaló mi pierna.- tan solo pon una venda.
-Ahora mismo.-se fue.
-Escucha Vicky,-asentí con la cabeza.-te vamos a coser las dos heridas que tienes en la cara, ¿te duelen?.
-¿Que heridas?.-Arrugué la frente y me dolió algo entre las cejas. El doctor me miró confundido y yo me toqué el entrecejo
Mire mis dedos y tenía sangre seca...¡Puaj!, que me había echo. ¡Qué asco!
-¿No te habías dado cuenta?.-Preguntó sorprendido.
-Para nada.- rechisté como regañandole por hacerme una pregunta como esa.-Esto es asqueroso, ¿tengo la sangre ahí pegada?
Se acercó y  me requetemiró la herida.
-Pues es bastante profunda como para que no te dieras cuenta.-Puse cara de disgusto.
-Pero..¿Que me dice?
-No te alarmes, tranquila, Raquel te las coserá perfectamente para que no se te quede ninguna cicatriz.-Cogío la carpeta y cuando se iba a ir pregunté:
-¿Y la otra?
-¿Qué otra?-Parecía más confundido que antes.
-La otra herida has dicho que tengo dos.
Pareció ignorar mis palabras y salió pero luego entró con un espejo en las manos y me lo tendió.
-¡Qué horror!, estoy llena de sangre.-Tenía la mitad de la cara llena de sangre reseca y por el cuello también.
El doctor rió con fuertes carcajadas y yo le lancé una mirada asesina.
-Tienes una brecha en la frente y otra en la barbilla pero,¿a ti te preocupa que tienes por toda la cara sangre reseca?
Me contagió la risa.
-Que mal estais los jovenes de hoy en día.-salió y corrió mi cortina.
-¡Oh!.-Escuché a lo lejos y de pronto se abrió la cortina.
-Victoria, que se me olvidaba decirte..., lo de la pierna no te preocupes. No hace falta escayola y realmente estoy pensando que tampoco la venda, solo tienes una pequeña fractura, se te curará en unos días, pero para que eso no pueda ir a más intenta apoyar el peso en la otra pierna y para que puedas hacerme caso te voy a traer una muleta, ¿de acuerdo?.- si dije asustada. Este hombre se estaba quedando conmigo ¿o qué?, no iba a ponerme una venda pero si tenía que ir por ahí haciendo el mongolo con una muleta. ¡Qué fuerte, macho!
"Perdona...¿qué?,repite eso", hoy todos me querian volver loca.
Cuando el médico salió entró la enfermera que traía todas la cosas para coserme...mi bonita cara...=S
Estaba preparando todo cuando vi que la cortina se movia.
-Toc, toc, toc, soy el doctor.-entró de nuevo riendose de su propio chiste. Este tío estaba mal de la cabeza y encima de todo toavía llevaba la nariz de payaso, que me maten con tomate, yo creo que se han equivocado y me han traido a un loquero.
La enfermera empezó con la herida de la frente y yo vi las estrellas, estaba rabiando.
Abrí los ojos y el doctor me observaba arrugando la nariz.
-Ahora si que sientes la heridas, ¿verdad?. Lo siento. Debí de haberte avisado de que esto dolia un poco.
-Un poco dices, me quereis matar.-dije flojito, pero lo último lo dije gritando por que sentí como se deslizaba el hilo por dentro de mi piel.
Me cosió las dos heridas y me puso una gasa en cada una de ellas. Me levanté de la camilla y ahí seguía el ESTOY-LOCO-DE-REMATE, con una sonrisa maliciosa, supongo que su sonrisa, digo yo.
-¿Más?.-Renegué. Él rió y luego cogió la muleta que estaba apoyada en la pared.
-No, no te vamos a hacer nada más, anda toma.-me dió la muleta.-Ya te puedes ir.
Me acompañó hasta la sala de espera y mientras andabamos fue diciendome que lo de la pierna no tenía importancia, pero a mi me dolia tanto que no la podía ni apoyar.
Cuando entramos en la sala vi como se levantaban de golpe demasiadas personas. Por una parte me dió alegría de que se preocuparan por mí pero por otra me sentí horrorizada, todos venían hacía a mí y parecía que se me iban a echar encima.
-Parad.-Levanté una mano para mantener las distancias, ni siquiera había visto sus caras solo quería que se detubieran para verlos pero no me dio tiempo porque la única que siguió hacía mí fue mamá que se tiró a abrazarme, ella era a la que más necesitaba en este momento, solo quería abrazarla a ella y no separarme nunca más.
-Vicky no me des estos sustos, no se lo que lo que haría si te pasara algo, ¿vale?
La abracé con más fuerza y sentí a mi madre, la persona que más me quería en este mundo, era ella, mi madre. La Emma de siempre, una madre fuera de lo común ante todo, la de toda la vida, la que me cuidaba y a la que yo tenía que cuidar cuando se descuidaba. Era maravilloso poder abrazarla sin miedo, por que había vuelto, había recuperado a mamá.
-Mamá, ¿alguna vez te he dicho que te quiero?.-susurré casi llorando.
-Si, mi vida, claro que sí, pero yo te quiero mucho más.-me cogió la cara y me dió un beso en la frente.
Miré por encima del hombro de mamá y todos estaban atentos a nuestra conversación, esperando para poder abrazarme.
Yo pensaba que solo estarían esperandome aquí: mamá, Charlie, Dani, Susana y alguien más pero mi idea al lado de la realidad se había quedado pequeñísima, había venido hasta Álex..., este es el último sitio en el que imaginaria encontrarmelo, ¡Vaya!, toda una sorpresa.

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