martes, 29 de diciembre de 2009

Capítulo uno

Llevaba todo el día en casa encerrada, necesitaba salir, tomar el aire. Asi que subí a mi 
habitación y revolucioné el armario para encontrar algo que ponerme encima.
Una sudadera estaría bien. Si.
Me puse la sudadera roja que mamá planchó ayer y luego fui al sótano. Cuando bajaba las escaleras en el último escalón casi me caigo por culpa de la bicicleta de Álex, el muy estupido tenía que dejarla en el sitio por el que sabe que tengo que pasar y mira que lo sabe. Él es consciente de que tengo que pasar por aquí, pero nada, es que no me cabe duda de que lo hace a drede, para que no pueda pasar, lo sé.
Empujé la bicicleta hacia delante y conseguí pasar. 
Alargando el brazo desde donde estaba cogí el skate lo más rapido que pude.
De siempre me habían dado miedo los sótanos oscuros y encima de todo en este no se veía nada.
-¿Victoria?.- Era Álex.
-No, ¿porque ahora?.-murmuré. Como se diese cuenta de que le había tirado la bici me mata.
-Si, estoy aquí.- En realidad no quería que bajase pero parecía asustado, sería divertido ver su cara.
-¡Ah!, menos mal que estás...-Bajó corriendo las escaleras y vio su bicicleta en el suelo.
-Recogela ahora mismo.-prununció furioso.
-No.- me negué. No había persona más tonta que él. Tonto, que eres tonto.
-Te he dicho que la recogas.-No la pensaba recoger ni loca, sabía que la ponía ahí para que no pudiera pasar, ahora que se joda y la recoja él si tiene ganas.
-Solo te lo voy a decir una vez más, recogela.
-¿Eso es una orden?.-Le insinué.
Álex tenía un año más que yo, es decir, que hacía unos meses había cumplido diecisiete y se creía mayor. Estúpido. No era "nadie" para mandar sobre mí.
Se acercó lentamente y me empujó contra la pared con suavidad. Intenté subir por las escaleras pero me agarró del brazo y me pegó a la pared de nuevo. Estaba acorralada, había puesto los brazos a ambos lados de mi cuerpo, apoyando las manos en la pared.
Poniendome nerviosa se acercó a mi cara y me cogió el mentón con una mano.
Miré fijamemte sus ojos castaños y pude ver todas sus intenciones. No iba a caer. Yo nunca he sido débil. Su dulce aliento me golpeó en la cara. Cerré los ojos e intenté pensar con coherencia.
-No juegues con fuego, Álex.- Inspiré su olor por última vez y me liberé de él apartando su brazo.
Puse el pie en el primer escalón, preparada para salir corriendo, pero no, no pude. Me agarró la muñeca con fuerza para que no pudiera seguir y se acercó a mi oído.
-¿O qué?, Victoria, ¿me acabaré quemando?
Me di la vuelta y lo fulminé con  la mirada.
-No lo dudes, tarde o temprano te acabarás quemando.
Tiré con fuerza para que me soltara y ahora sí, huí corriendo por la escaleras.
Lancé el skate al suelo y me subí sobre él abriendo la puerta para salir de este infierno.
-Mamá me voy, vendré pronto, adiós.- y sin escuchar lo que iba a decir cerré la puerta de un portazo.

No tardé en llegar al sitio en el que me reunia con los chicos. Muchas tardes veníamos aquí a practicar con el skate, nos lo pasabamos bien. Era divertido estar con ellos.
Pisé el monopatín para recogerlo y me senté en el banco junto a Dani colocándome el skate en las rodillas.
-¿Qué hay chicos?.- Algunos me saludaron quitandose la gorra a modo de reverencia y otros simplemente hicieron un gesto con la mano, yo acepté sus saludos con una sonrisa.
-¿Y tu hermano?.-Preguntó Dani.
-No es mi hermano, ¿cuántas veces te lo voy a tener que decir?.-dije molesta.
-Vamos, no te enfades, es que pareceis tan hermanitos.-Lo miré incrédula y levanté una ceja.
Sabía por qué decía eso. Álex y yo pareciamos los típicos hermanos que no se aguantaban pero que a la vez tenían que quererse porque por sus venas corría la misma sangre; pero la gente no se daba cuenta de que él y yo no teníamos nada en común.Yo lo odiaba a muerte y estaba claro que por mis venas no corría ni una sola gota de su sucia sangre.
-No vuelvas a decir eso o te arrepentirás, marica.-Bromeé. 
Me levanté y me fui con los otros,entre risas y abucheos que lanzaron hacia Dani.

La tarde paso rápida y empezaba a anochecer,estaba pensando en irme ya, hasta que Jackson me interrumpió.
-¡Eh!,Vicky,¿sabes hacer esto?.-Preguntó  tirando el  monopatín al suelo para hacer algo.
-Ajá...ajá, ajá...si, está bien .-Susurré  mirando todos sus movimientos con una media sonrisa.
-Hey,¿a que mola?
-¿Crees que eso es difícil?
-Ya te digo,me costó aprenderlo una semana.-Exploté en una carcajada.
Me levanté, fui hasta él y comencé a dar vueltas a su alrededor subida en el monopatín.
-¿Te recuerdo con quién hablas o no hace falta?
Todos que observaban espectantes rompieron a carcajadas y se escuchó por detrás:
-Venga, nena, no te enroyes y demuestra lo que sabes.-Ese era Dani; metiendo cizaña como siempre.
Tomé impulso y repetí todo lo que Jackson hizo, me costó lo mío, pero no hubo ningún fallo, ni un simple error o cualquier pequeño resvalón que me hiciera perder el equilibrio.
-¡Uauuuu...!-Exclamaron todos mientras yo levantaba mis manos victoriosa y sonriente.
De siempre he sabido que al ser una chica y hacer algo con el skate, los chicos lo flipaban más que si lo hiciese cualquier otro chico, digamos que era una pequeña ventaja.
-Bueno... una vez dejado el pabellón por lo alto... me voy a casa,¿nos vemos mañana?
-Si.-Contestó Dani.
-De acuerdo,mañana estoy aquí.
-Me tienes que enseñar eso.-Gritó Jackson cuando ya casi ni lo veía.
-Si, tranquilo.-Le dije sin pararme ni darme la vuelta.- Adiós.-Levanté la mano despidiendome.

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